La fuerza del corazón.

1 Corintios 13:4-7, «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta»

No sé como empezar para poner aquí este sentimiento que me exalta… A pesar que hay muchas cosas en las que no creo, por las que creo me siento bendecido.

Hace un momento atrás fuimos sacudidos por un terremoto que no solamente boto lo material si no también boto el espíritu, mientras el televisor mostraba la tragedia sin aspirinas ni anestesia nos dábamos cuentas de la fragilidad del como vivimos y el para que lo hacemos. Estar aquí era el regalo después del susto y el terror criado, la importancia del otro y el desprendimiento de lo que realmente es innecesario, fueron lecciones bellas que espero no se olviden por el programa que nos somete. Luego la teletón y su show para conmovernos, un techo para chile y las grandes personas altruistas, que salieron de sus casa a ayudar al otro, a ese que antes no importaba, mostraron lo mejor de la nobleza del hombre lo que dignifica realmente.(Hasta yo cargué pala y carretilla por un amigo) ha esas personas se les debe dar gracias, ya que por esas personas existe lo que se llama patria, y no estoy hablando de la bandera, el escudo y el gobierno; hablo de nosotros, la gente, hablo de lo que uno ama y por lo que uno daría la vida gustosamente, he ahí lo que nos da la fuerza para levantarnos, lo que nos enorgullece, lo que nos hace mejores, ese sentimiento… es la fuerza del corazón.

Es increíble que cuando un hueso se lastima se vuelve al recuperarse más fuerte, ósea desde el espinazo hasta el alma nos volvemos mejores al superar el dolor.

Paso a paso entendemos que lo material sólo posee el valor que nosotros le damos, que una casa no sirve sin su gente, que todos importamos y que el sufrimiento hay que lucharlo pero también desprenderlo.

Yo creo en la fuerza del corazón, el grito al universo, a la naturaleza, que estamos vivos. Creo que el amor es lo que nunca se pierde y lo que realmente mueve los pies, que la voluntad de algunos puede motivar a todos y que cuando cae la noche cerrando tus ojos es para esperar al dios sol para que vuelvas a abrirlos.

En mi casa hay una señora que tiene 88 años (mi Amelia) y ha vivido los tres terremotos de Chillán (1939, 1960, 2010) en ellos perdió hermanos, como tantas otras personas, vio su ciudad completamente destrozada, como tantas otras personas, y todavía conserva la calma, el valor de seguir viviendo. Porque lo único impórtate, lo que realmente importa es la vida, pero nunca olvidemos que también el para que vivirla.

No olvides la fuerza del corazón, la fuerza de nosotros, pues si realmente en ella crees nada podrá sucumbirla. Bueno, eso es en lo que creo.

Paulo José Sandoval Merino.

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